El 2023 fue el año más caluroso a nivel global desde que hay registros en 1850. Pese a ello, el director del Servicio del Cambio Climático Copernicus del Programa de la Unión Europea para la Observación de la Tierra, advierte que “en pocos años 2023 será probablemente recordado como un año fresco”. En un mismo sentido se pronuncia Antxon Olabe en su libro reciente Necesidad de una política de la Tierra: “la emergencia climática y ecológica ya está aquí.”
Como es sabido, en septiembre de 2015 todos los Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción mediante el cual se establecieron 17 objetivos (ODS) dirigidos a las esferas económica, social y ambiental, sobre todo para afrontar la emergencia climática. En 2023, a la mitad del camino, se confirma la falta de progreso en el cumplimiento de los ODS, por lo que la edición especial del Informe de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas, temiendo el fracaso de la Agenda 2030, alzó la voz de alarma y pidió un “Plan de Rescate para las Personas y el Planeta.” Los enormes desafíos ecológicos a los que nos enfrentamos, incluyendo la pérdida de la biodiversidad, la contaminación y el cambio climático, precisan de todas las alianzas posibles para poner freno, de manera urgente, al empeoramiento de las condiciones que posibilitan la vida en este planeta.