Vivimos en un mundo de cambios constantes, y eso tiene su reflejo en la sociedad. Cambian nuestras costumbres, nuestra forma de pensar, de entender y comprender. Los cambios incesantes nos obligan a adaptarnos a la realidad que nos impone el momento, influyendo en nuestros anhelos y nuestros pesares.
Hoy, nuestras preocupaciones se centran en los tipos de interés, en las subidas de precios de los alimentos y de servicios básicos, en las decisiones políticas, el cambio climático, la justicia social, la islamofobia, la geopolítica, los perjuicios que causa la usura, la inmigración y un largo etcétera. Todo esto forma parte de un contenido de un determinado ciclo de vida que nos ha tocado vivir, y que debemos afrontar con esfuerzo y determinación y sin que la resignación mine nuestra voluntad, de modo que la solución es avanzar y no permanecer anclados en el pasado. Se trata de asumir esos cambios haciendo de ellos procesos positivos, tanto a nivel individual como colectivo, lo que repercutirá favorablemente en toda la comunidad.
Como musulmanes debemos ser conscientes de que tenemos un papel que jugar en todo ese carrusel de cambios tan significativos, pues somos parte de la sociedad en la que vivimos, y desde esa perspectiva aportar propuestas valientes, consistentes y plenas en contenido útil.
Nuestro impacto en la sociedad es una evidencia cada vez más clara y contundente, y hemos de ser conscientes de esta realidad, asumiendo un rol participativo y de solidaridad con toda la comunidad, sin establecer diferencias entre sus componentes. El Islam, entendido como una forma de vida, tiene respuestas a muchas de las preguntas que hoy en día se plantean y cuestionan muchas sociedades. Y nosotros, los musulmanes, debemos dar ejemplo en todos los aspectos de la vida, ya sea en educación, comportamiento cívico, de respeto hacia las normas de convivencia establecidas, desempeño de responsabilidades, etcétera.
Somos conscientes de nuestra situación en cuanto a representación se refiere. La Comisión Islámica de España no es un paradigma de participación ni de transparencia aplicado a su peculiar forma de entender la interlocución con el Estado. Mientras que los problemas que aquejan a la comunidad musulmana en España se amontonan la Comisión Islámica los arrincona y deja pasar los días: 30 años de inacción y letargo.
Tantos años de CIE no han contribuido a una mejora de vida de los musulmanes en España. Esto es cierto. Y no cejaremos en nuestro empeño en cambiar la forma de interlocución existente, la cual favorece abiertamente a la CIE y a algunos de sus miembros.
Seguiremos insistiendo para que el Gobierno revise los procedimientos de registro de asociaciones, depurando los registros existentes, de modo que la representatividad que salga de tales actuaciones sea genuina y real. Y todo ello desde una posición constructiva y con el bienestar general como único horizonte.
Para ese desempeño solicitamos la intervención de nuestros jóvenes y de todas aquellas personas afines a la idea de una representatividad más cierta y más natural. Necesitamos de la implicación y la participación de todos, pero especialmente necesitamos la de los jóvenes. Ellos son quienes deben tomar conciencia de la realidad actual de la sociedad en la que viven y aplicar criterios de análisis sobre todas aquellas acciones que realiza la CIE y que les atañen directamente como musulmanes.
Los jóvenes son los líderes del mañana y tienen que asumir este apasionante reto con valentía y responsabilidad, magnificando su formación, no solo la faceta religiosa, sino también todas aquellas que son inherentes a una sociedad moderna y capaz tecnológicamente, sin perder de vista el entorno en el que se producen todos los cambios mencionados.
Somos musulmanes, y como tales, gente de bien, gente que hace el bien. Somos gente Salih, pero no debemos acomodarnos a esa distinción, antes bien, hay que hacer algo más, y es ser salih muslih. Allah dice en Su Libro: “Los creyentes son, en realidad, hermanos; reconciliad pues a vuestros hermanos y temed a Allah para que se os pueda conceder misericordia” (49, 10).
Este es parte del papel que podemos y que realmente debemos empezar a jugar en la sociedad, siendo importante que seamos conscientes de ello. Las mezquitas, comunidades de musulmanes, asociaciones, etcétera, podemos aportar mucho en la propia comunidad de musulmanes, en nuestro propio entorno y entre nuestros hermanos, pero también y esto es lo más importante en este tiempo, fuera de ella, fuera de nuestro círculo, es decir, a nivel general y social (Texto recogido de una jutba del Sheij Bermejo).
La FEERI pone su nueva web a disposición de todos, de modo que la misma sea participativa, que acoja opiniones de distintos perfiles y que se proyecte como puente hacia una mejora de la convivencia en todo el país, aportando propuestas y soluciones para los problemas que puedan surgir, aportando solidaridad allí donde se necesite.
FEERI quiere reforzar los lazos entre las comunidades y los jóvenes, favoreciendo su participación mediante canales atractivos, concediéndoles espacios para que puedan proyectar sus ideas y adquieran la percepción de que son escuchados y queridos, de que la comprensión es parte esencial de este medio de comunicación, alejando cualquier atisbo de rechazo o de simple incomprensión, muchas veces producido por hábitos propios de personas que no supieron aceptar los cambios en sus vidas.
FEERI pretende relanzar la tolerancia como factor fundamental en la vida de las personas, y como escudo y rechazo a cualquier tipo de radicalización que tenga como objetivo violentar los cimientos de paz y solidaridad social. Por ello, si de verdad queremos aportar propuestas útiles, tenemos que reflexionar y adaptarnos a la nuevas reglas que los cambios sociales, económicos y culturales vienen produciéndose en la sociedad a la que pertenecemos.
Bien vale recordar las palabras del Mensajero de Allah: “No cree ninguno de vosotros hasta que no quiere para su hermano lo que quiere para sí mismo”.