Dhikr o el recuerdo de Allah
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"... Asimismo, hay un aspecto de la tercera persona, Él, que siempre permanece invisible y más allá de nuestra comprensión y alcance, ya que Dios –o la realidad tal como es en sí misma- no puede ser abarcado ni reducido en su totalidad a ninguna categoría inalterable"
Dhikr es uno de los actos de adoración más fáciles y que más a mano se nos ofrecen y que simultáneamente conlleva una ingente cantidad de recompensas y beneficios tanto en este mundo como en el otro. Practicar Dhikr es recordar a Allah.
Sidna Ibrahim preguntó a Allah sobre qué podía hacer para agradecer todo lo que hacía por él. Allah le contestó diciendo: “La tansani” (No me olvides).
La vivencia del día a día nos distrae y nos embarca en elucubraciones que poco o nada favorecen el recuerdo de Allah, Señor y Creador de todas las cosas.
Fernando Mora, en una de sus recopilaciones sobre Ibn Arabi resume una enseñanza del gran Sheij: “…y entre ellos (es decir, entre los nombres y pronombres de Dios) están los pronombres personales de primera, segunda y tercera persona…”
En lo que se refiere a Dios, el pronombre de tercera persona (Él) denota a alguien que no está presente, aquí y ahora, mientras que la primera y segunda personas (Yo y Tú) Se refieren a lo que está presente y es visible o medianamente visible. De ese modo, podemos decir que la oración transforma lo ausente (Él) en presente (Tú), en algo o alguien con quien dialogar y al que podemos dirigir nuestras peticiones y plegarias.
Asimismo, hay un aspecto de la tercera persona, Él, que siempre permanece invisible y más allá de nuestra comprensión y alcance, ya que Dios –o la realidad tal como es en sí misma- no puede ser abarcado ni reducido en su totalidad a ninguna categoría inalterable. Así, “Él”, en árabe “Hu”, designa lo Invisible que no puede ser contemplado, que no es manifiesto ni lugar de manifestación, y que reside más allá de toda cualidad y posible relación. Sin embargo, si bien se refiere a los “invisible” o “ausente”, esta Ipseidad (En árabe “huwiyya”) lo impregna todo: Nada se manifiesta en el adorador y el adorado excepto Su Ipseidad o lo que se conoce como “Esencia Divina”. Solamente Él es quien adora y es adorado. Ibn Arabi, en una oración dice: ¡Oh Tú, quien eres el “Él” ilimitado, mientras que yo soy el limitado “Él”! ¡Oh “Él” aparte del cual no hay otro!”
El Dhikr es una eficaz herramienta para buscar esa conexión con Él, Hu, de modo que el vínculo se refleje como un corazón sincero que busca Su perdón y purificación, pues solo Él, Hua, puede perdonar y purificar, y aunque le invoquemos con el “Él”, “Hu”, está presente y nunca se ausenta, pues “Él”, “Hu”, es Único.
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres
¡Qué alegría más alta
vivir en los pronombres!
Pedro Salinas